sábado, 3 de diciembre de 2016

Adviento tiempo de Esperanza

Hermanos, hoy al encender el segundo cirio de nuestra corona podemos constatar que ya nos acercamos más a la Navidad. Y este tiempo privilegiado del Adviento también nos invita a meditar en la esperanza, esta virtud teologal por la que pese a los problemas, sufrimientos y dificultades de nuestro peregrinar nunca nos sentimos solos ni abandonados porque “Dios viene”.

Mediemos hoy en la Esperanza de la que San Pablo nos habla. ¿Tenemos ilusión por la vida? ¿Nuestros fracasos nos impiden sonreir? ¿Las desgracias –o mejor aparentes desgracias- nos afectan y la vida se vuelve pesada? ¿hemos perdido la esperanza de vivir? Esto es necesario recuperarlo y solo Dios nos puede devolver la esperanza para seguir adelante en medio de las aplastantes dificultades. Pensemos, por ejemplo, en los niños que hoy recibirán la Primera Comunión. Ellos han podido limpiar sus almas tiernas en el sacramento de la confesión y hoy con alegría reciben a Jesús en sus corazones… Sólo Dios puede llenar el vacío que todos tenemos. Esos niños, aunque no parezca, también sufren porque los problemas de papá y mamá les afectan y a veces están tristes por este motivo. Cuando Dios entra en la vida de una persona Dios concede la alegría y la esperanza de que los problemas se solucionarán porque el mal se vence con el bien. 

Por experiencia personal sabemos que perdemos la esperanza con el pecado y todo se viene abajo cuando ofendemos a Dios pero si nos arrepentimos y nos confesamos nuevamente sentimos la fuerza de Dios que nos anima en nuestras vidas. La esperanza la recuperamos si nos confesamos y comulgamos. También si hacemos más oración.

Feliz Segundo Domingo de Adviento y no olvidemos que este Jueves 8 es la Solemnidad de la Inmaculada Concepción y es Día de Precepto. 


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